12 Enero 2018 | 17:18 - Pedro M. Talavn
San Sebastián muy apreciado por Diocleciano y sus grandes méritos de militar: Fue nombrado capitán de la primera compañía de la guardia pretoriana. San Sebastián ocultaba que era cristiano, así ayudó en la religión a Marco y Marceliano junto con sus padres y sus mujeres y otros oficiales romanos.
Torcuato, cristiano que apostató , a través de Fabiano, descubrió que Sebastián se mantenía en la fe de los creyentes. Como Sebastián ocupaba un elevado puesto en palacio le daba cierto miedo hablar de él, pero se atrevió a hablar con Diocleciano.
Diocleciano llamó a Sebastián y le incriminó porque había introducido en la corte una religión tan perniciosa para el Estado. Sebastián replicó que no se podía hacer mejor servicio al emperador que convertir a sus súbditos a la religión del Dios verdadero.
El Emperador mandó que Sebastian fuera amarrado a un tronco y asaetado por los arqueros númidas. Quedó casi muerto e Irene, una viuda cristiana, fue a recoger el cuerpo y se encontró vivo a Sebastián. Irene le trató muy bien tanto por su viudedad como por su cariño hacia su valentía: a los pocos días había sanado sus heridas.
Sebastián fue a visitar a sus congéneres militares. Diocleciano lo supo y mandó que le llevaran al circo y fuera apaleado hasta que expiase: el 20 de enero recibió la corona de San Sebastián. Algunos de los que le machacaron creían que le gustaba más estar con los militares que con Irene la viuda. Sebastian quedó desnudo y asaetado.
Jarrampla y San Sebastián conmemoran el 20 de enero: a Jarrampla en El Piornal le tiran nabos y puñados de nieve cada año, a San Sebastián, junto con San Fabián, se le adora en la ermita a las afueras de Cabezabellosa.
¿Qué crees tú que tienen en común El Jarrampla y San Sebastián?
